Ha muerto Mario Poggi Estremadoyro, el estrafalario psicólogo de amplios anteojos y florido lenguaje, quien en 1986 protagonizó un crimen que dejó perpleja a la sociedad peruana. Y es que pocos compatriotas hubieran podido imaginar que este aparentemente inofensivo hombre, pudiera asesinar a su paciente Ángel Díaz Balbin. Pero, ¿quién era Diaz Balbin? ¿cómo Poggi se relacionó con él? ¿por qué el psicólogo decidió poner fin a la vida del moreno chinchano? ¿era realmente Diaz Balbin el descuartizador señalado por la prensa? .
Poggi en acción
En la década de los 80, el Perú fue testigo importantes sucesos que le afectaron profundamente: la democracia (aunque ineficiente y poco representativa) había retornado, Sendero Luminoso y el MRTA comenzaban su accionar terrorista y el primer gobierno aprista sumergía al país en la corrupción, el caos y el desorden. Para colmo de males, restos de mujeres empezaron a ser encontrados en diferentes lugares de Lima, la prensa ávida por incrementar sus ventas promovió la idea de un "descuartizador en serie". La policía por su parte, parecía impotente para detener al culpable(es), hasta que apareció un sospechoso, se trataba de Ángel Diaz Balbin, asesino de una tía paterna, crimen por el cual fue sentenciado a varios años de prisión. Sin embargo, había un problema puntual en este caso, Balbin se negaba a aceptar sus supuestos crímenes y los oficiales no sabían como obtener una confesión, de continuar esta situación se verían obligados a dejarle en libertad.
Es en este momento, cuando las autoridades deciden contratar los servicios de Poggi, con el afán de probar la culpabilidad del Diaz Balbin. Emocionado por la importancia del pedido que se le hacía y las ganancias que podría obtener de este caso (en esos tiempos padecía de serios problemas económicos), el psicólogo decidió aceptar la encomienda, seguro que con sus conocimientos no sería difícil tarea descifrar la mente del psicópata.
Sin embargo, poco a poco se dio cuenta que el moreno era hueso duro de roer, y que no iba a ser fácil obtener el reconocimiento de su culpabilidad, esta situación lo desesperaba cada vez más, ya que temía quedar en ridículo ante quienes lo contrataron. Ya por aquel tiempo, se había convencido totalmente que el sospechoso era el verdadero responsable de los descuartizamientos, y que si regresaba a las calles continuaría con su reinado de terror. Por eso tomó la radical decisión de estrangularlo, para evitar que repitiera sus delitos y "causara más sufrimientos a otras desventuradas mujeres". La muerte de Balbin impidió determinar si este era culpable o no de los delitos que se le acusaba, décadas después los expertos no se ponen de acuerdo sobre el tema.
Teorías van y vienen
Mucho se especuló acerca de quien realmente mató a Balbin, las suposiciones estuvieron a la orden del día, incluso el mismo Poggi se contradijo varias veces afirmando: "que no había matado a nadie y el crimen se le había imputado injustamente". La prensa de la época llegó incluso a sugerir que "el Loco" había tenido ayuda de la policía para cometer el homicidio", pero nada quedó claro y quien realmente sabía que sucedió ese febrero de 1986, ya no está más con nosotros.
Cuesta Abajo
Después de pasar una temporada en la cárcel, Poggi se volvió "caserito" de algunos programas faranduleros, ansiosos por reírse de él, aumentar su sintonía o ambas cosas. Participó en una película en la cual se rememoraba su famoso caso, creó un partido político, publicó libros, etc. Todo esto no le devolvió su antigua fama, el Perú le había olvidado, para la mayoría era un personaje extraño, que se sentaba en el parque Kennedy de Miraflores comerciando sus escritos y compartiendo sus "conocimientos" de psicología. Yo le vi muchas veces, confieso que me apenaba percibir como se deterioraba día a día, era evidente que era un hombre solo, muy solo, una persona al que pocos entendían. Su repentina muerte, lo libera de este mundo que tan poco le comprendió y valoró, finalmente ya puede descansar en paz, lejos de las mentiras, los falsos amigos y los hipócritas medios que solo se alimentaron de sus miserias, olvidando sus virtudes.
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