martes, 18 de diciembre de 2018

Perú y el Pacto Mundial sobre Migración

La reciente aceptación peruana del Pacto Migratorio Mundial de la ONU, ha traído una gran controversia en nuestro país. A pesar de ser un convenio no vinculante para el Perú y el resto de signatarios, muchos compatriotas sienten que este tratado afectará sus derechos (salud, trabajo, educación); mientras que "aumentará" el número de beneficios recibidos por los inmigrantes venezolanos.

No dudo de las buenas intenciones del pacto; considero justo y necesario que los países con mayor riqueza apoyen a los más desafortunados. La humanidad a pesar de todos sus males y errores nunca ha carecido de caridad y compasión hacia sus semejantes; ejemplos sobran de estas nobles acciones. Sin embargo, la aceptación de inmigrantes y refugiados (términos muy diferentes) debe ser proporcional a la capacidades materiales de las naciones. Es económica y socialmente muy irresponsable acoger a una gran cantidad de venezolanos si no se está listo para darles una vida digna en sus nuevos hogares. Además, nuestros representantes deben reforzar o crear entidades que identifiquen y excluyan a elementos dañinos para la sociedad que los acoge. Vale la pena resaltar con respecto a este ultimo punto, que contrariamente a lo que se cree, la mayoría de expatriados venezolanos no es parte de actividades ilícitas.

Sin embargo, no debemos olvidar que la responsabilidad con respecto al tema migratorio no solo debe circunscribirse al entorno nacional. Caracas y Maduro tienen que cumplir sus obligaciones (crear condiciones de vida verdaderamente humanas) para evitar la fuga masiva de sus compatriotas. A estas alturas para nadie es un secreto que la terrible situación de nuestros hermanos sudamericanos es culpa (en gran medida) del pésimo e irresponsable manejo que se ha hecho de la economía por parte del chavismo. Por eso, así como se exige a los vecinos de Venezuela, ayuda y compresión hacía el sufrimiento de sus habitantes, también los organismos internacionales deben demandar a Nicolas Maduro un respeto hacia la dignidad de sus gobernados. 



Refugiado-  según define al artículo 1A de la Convención de 28 de julio de 1951 relativa al estatuto de los refugiados de las Naciones Unidas) es una persona que se encuentra fuera del país de donde es originario, o bien donde reside habitualmente, debido a un temor fundamentado de persecución por razones de etnia, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opiniones políticas, y que no puede o no quiere reclamar la protección de su país para poder volver.

Inmigrante- Que llega a un país o región diferente de su lugar de origen para establecerse en él temporal o definitivamente



domingo, 9 de diciembre de 2018

"Democracia viciada, tirano a la vista"

En estos últimos años hemos sido testigos como muchos presidentes, funcionarios públicos y candidatos a la más alta investidura del país han desfilado por los pasillos del Poder Judicial. Algunos se han evadido de la justicia peruana ( Alejandro Toledo y Alan García), mientras otros han pasado o pasan tiempo en prisión (Ollanta Humala y Keiko Fujimori). Para un gran número de compatriotas la aparición de estos indecentes casos de corrupción (Chinchero, Cuellos Blancos, Odebretch) no solo han traído a su memorias el penoso y reprobable accionar del gobierno fujimorista (1990-2000), si no que han destruido la poca confianza que tenían en la democracia que nos rige desde hace 18 años. Y es que a pesar del crecimiento económico experimentado de los últimos tiempos, la eficiencia y eficacia del Estado peruano todavía es muy limitada. Estamos pues ante una sombría realidad que ha logrado que los peruanos se sientan profundamente defraudado de sus representantes y el sistema que los mantiene en el poder. Es pues necesario tomar medidas urgentes al respecto, antes que la desilusión y el odio obligue a muchos compatriotas a buscar alternativas inmediatas de solución (resolverían parte del problema) pero de consecuencias impredecibles.


La corrupción no distingue ideologías

Si algo ha quedado claro con respecto a el "Caso "Odebretch" es que el robo, el engaño y la deshonestidad son propios de toda doctrina política sin distinción. Tanto la derecha como la izquierda peruana nos han mostrado una vez más sus verdaderas intenciones para con la nación incaica, intenciones que siempre han estado muy lejanas del bienestar de la población y más cercanas a la "seguridad" que ofrecen unos bolsillos repletos de dinero mal habido. Por eso debemos ser muy cuidadosos a la hora de escuchar las "seductoras" promesas de ambas doctrinas, de esta manera evitaremos elegir menos con el corazón y más con la razón.