En estos días la enorme cantidad de basura y desperdicios de diversa índole se han convertido en un gran problema para el distrito de San Juan de Miraflores. Y es que la recientemente elegida alcaldesa Cristina Nina ha tenido que encontrar con una millonaria deuda dejada atrás por la saliente administración de Javier Altamirano que le ha impedido enfrentar con más eficiencia y rapidez la actual emergencia (ya se están dando los primeros pasos para resolver el inconveniente). No obstante, la actual burgomaestre no está exenta de culpabilidad, ya que no ha sabido o no ha querido negociar el adeudo que tiene con las empresas recolectoras de basura.
También, creo conveniente resaltar que el recojo de desechos siempre ha afectado esta zona de Lima. Solo basta con darse una vuelta por los mercados que pululan por este sector para percibir como toneladas y toneladas de residuos permanecen días y hasta semanas enteras sin que ninguna autoridad tome medidas efectivas al respecto. Dicha situación es un perfecto ejemplo de la corrupción, el desprecio y la indiferencia de las autoridades municipales hacia sus electores a los que perciben solamente como un medio para alcanzar el poder y no como personas a quienes servir y respetar.
Vale la pena recalcar que el asunto de los desperdicios no solo compete a nuestros representantes, sino a nosotros mismos. No se puede pedir a que otros cambien, cuando nosotros no lo hacemos. Exigimos a nuestros gobernantes (nacionales y locales) una mayor responsabilidad con la salud y el ornato de la ciudad, pero somos los primeros en destruirla, ensuciarla y corromperla. Las municipalidades tienen una labor que cumplir (recolección puntual de restos) y nosotros como ciudadanos debemos velar que esta se efectúe.
Sin embargo, es nuestro deber mantener los espacios públicos en condiciones saludables para que de está manera se eviten enfermedades y se genere un mejor ambiente para todos los vecinos. De esta manera se estará dando un primer paso para forjar un mejor y más comprometido país en donde el compromiso sustituya a la indiferencia.
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