sábado, 7 de diciembre de 2013

Nelson Mandela, el hombre que unió a una nación

Pocas veces en la historia, la apreciación de la humanidad hacia un hombre ha sido tan positiva, como en el caso de Nelson Mandela. Y es que sin lugar a dudas, fueron las acciones de este gran patriota africano -junto al clérigo Desmond Tutu y Frederick de Klerk, último Presidente del Apartheid-, las que trajeron una reconciliación entre blancos y negros sudafricanos, evitando una guerra civil, que por momentos se vislumbraba ineludible y que hubiera provocado en Sudáfrica, tragedias y atrocidades dignas del Congo Belga -la patria de Patricio Lumumba-, ese “gigante de pies de barros”, que por más de 50 años ha sido víctima de la rapiña occidental y los interminables conflictos tribales. Madiba (como le llamaban en su clan) fue un ejemplo de lucha ante la injusticia de un sistema que denigraba, excluía y humillaba a una población, solo por el hecho de tener un color de piel diferente.

Para el Apartheid, el hombre negro era física y mentalmente un ser inferior, al cual había que mantener controlado, negándole o restringiéndole sus principales derechos. Los nativos sudafricanos que vivieron en carne propia esos terribles pero no tan lejanos tiempos, dan testimonio de lo común que era ver transportes públicos, playas, hospitales y escuelas segregados; además se prohibía el matrimonio interracial, por temor a la falsa pero tantas veces pregonada “corrupción de la raza”.

Por otra parte, los negros tenían una limitada, cuando no inexistente participación en la política de su país, esto impedía que pudieran hacer valer sus derechos y cambiar por la vía pacífica el sistema imperante. Como colofón a esta infame situación, Mandela y su pueblo padecían precarias condiciones de vidas, ya que el gobierno afrikáner, destinaba la mayoría de sus recursos al cuidado de su población, postergando al resto de la nación. Todo este ambiente, forzó a muchos a elegir la lucha armada como medio de cambio, por esta razón Mandela sufrió prisión por más de 20 años en Robben Island, símbolo de injusticia y abuso en el pasado, referente de libertad e intransigencia ante el mal, en el presente.

La vida en prisión está hecha para “doblar” el carácter del prisionero, hacer que abandone sus creencias, objetivos y metas; muchas veces el carcelero lo logra y se puede felicitar por la tarea cumplida, sin embargo hay ocasiones en que el presidiario se resiste lucha, pelea, razona y analiza porque se encuentra en una situación, en la que todo por lo que cree y ha luchado está en juego y la opción que tome definirá como él será percibido por sus pares. “Madiba” tuvo claro quien seria y que haría para el bienestar de Sudáfrica, pudo haber elegido rendirse ante el Apartheid y aceptar las comodidades que este le ofrecía, con tal que renunciara a sus ideales o quizás optar por una opción más fácil; dejarse llevar por el odio, clamar venganza sin límites ante las injusticias cometidas y llevar a su amado país al aniquilamiento total.

Eso sería lo más sencillo de hacer y muchos le hubieran seguido en la vorágine de sangre y muerte, pero como el mismo afirmó: “Destruir es muy fácil, los héroes son los que construyen y trabajan por la paz”. Siempre estuvo convencido que “los verdaderos líderes, son los que sacrifican todo por el bienestar de sus gobernados”. Además tuvo la suficiente sensatez de entender que el mundo estaba cambiando, que los ideales comunistas que tanto lo sedujeron en su juventud ya no eran aplicables en ese momento( Caída el Muro de Berlín y La Unión Soviética)y llevarlos a cabo solo hubieran traído más sufrimiento, división y dolor.

Y a pesar que hubo críticas muy fuertes en casa y en el mundo por la “suavidad” que mostró con muchos de los dirigentes del antiguo régimen racista, su hasta cierto punto, tardío accionar en la lucha contra el SIDA y su condescendiente trato a varios tiranos mundiales tales como: Gadaffi y Fidel Castro, (quien había ayudado mucho a su organización en la lucha contra el Apartheid), nadie puede negar que eligió la mejor estrategia para evitar la destrucción de su tierra. Su vida, sus penurias en la cárcel y el cambio que esta la produjo nos muestran a todos, la verdad en las palabras del pensador irlandés Edmund Burke: “El mal solo triunfa, cuando los hombres de bien no hacen nada"



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