Relaciones y percepciones de los
cubanos hacia los norteamericanos antes de 1898
Contrariamente a lo predicado por
la maniquea y simplista historiografía castrista, los cubanos contemporáneos de
José Marti, nunca desarrollaron un odio visceral hacia los EE.UU; al contrario
muchos de ellos (incluido al propio Apóstol) admiraban muchos de los aspectos
de la sociedad norteamericana, a la que percibían como un modelo de avance
tecnológico, con instituciones políticas fuertes y cuya influencia cultural se
expandía continuamente influenciando el pensamiento político, social y económico
de la región. Existía el consenso que los Estados Unidos era un país donde se
podía prosperar y en cual el gobierno garantizaba cierto respeto a las
opiniones y creencias de los individuos. Muchos cubanos hablaban inglés y
tenían un relativamente amplio conocimiento de la historia y las instituciones
americanas. Un pequeño ejemplo de esto fue la carta que el General Calixto
García, le dirigió al General americano Shafter, donde el líder cubano se queja
por el injusto proceder del jefe norteamericano hacia los insurgentes cubanos,
al negarles a estos la entrada en Santiago de Cuba (plaza fuerte española,
recién capturada por cubanos y americanos), por temor a que masacraran a muchos
de los aliados de España en dicha ciudad.
A continuación reproduzco un
fragmento de dicha misiva donde Calixto García comparando a sus guerrillas con
los combatientes americanos de Saratoga y Yorktown (batallas de la Guerra de
Independencia Norteamericana) rechaza las imputaciones que se le habían hecho
sobre la posibilidad que sus milicias cometieran una matanza en Santiago de
Cuba.
formamos un ejército pobre y
harapiento, tan pobre y harapiento como lo fue el ejército de vuestros
antepasados en su guerra noble por la independencia de los Estados Unidos de
América; pero, a semejanza de los héroes de Saratoga y de Yorktown, respetamos
demasiado nuestra causa para mancharla con la barbarie y la cobardía.
Por otra parte no debemos olvidar
que si bien se idolatraba muchos aspectos de Estados Unidos como nación,
importantes figuras de la talla de
Antonio Maceo y José Marti (quien pasó tiempo de su vida en la patria de
Lincoln) advirtieron del enorme apetito expansivo que empezaba a manifestarse
en este país y que amenazaba la existencia de Cuba y las naciones
latinoamericanas; estábamos pues en una etapa del mundo donde todas las grandes
potencias (Francia, Inglaterra, Alemania y la decadente España) tenían un
imperio colonial al que manejaban y oprimían a su antojo. EE.UU, si bien en un
principio se negaba a ser como esas potencias europeas, poco a poco sucumbió
ante las presiones tanto internas y externas para tener sus propios dominios y
zonas de influencia.
Divergencias en la nación cubana
ante la alternativa independentista
Las más recientes investigaciones
históricas sobre las luchas independentistas cubanas, están sacando a la luz un
panorama mucho más variado del que se esperaba. Por primera vez, muchos
investigadores e historiadores perciben que en su lucha contra España la nación
cubana no fue un monolítica, si no que hubo muchas tendencias que tuvieron
variados apoyos de los cubanos. Para muchos compatriotas, los mambises no
parecían ser una mejor alternativa que el brutal y corrupto régimen español. Se
percibía a estos guerreros (en su mayoría negros), venidos del Oriente de la
Isla (la zona más pobre y aislada) como seres incontrolables, muy proclives a
la violencia, el saqueo y desorden. Había un gran temor en la sociedad cubana
de esos tiempos, que la expulsión de los españoles llevara a una brutal guerra
civil entre blancos y negros, trayendo consigo la partición de la isla en dos
mitades como República Dominicana o el surgimiento de una nueva Haití, donde el
elemento africano controlara todo el poder. Por eso había muchos en Cuba que deseaban
una transición ordenada y mediada por los EE.UU, para así mantener seguras sus
propiedades e inversiones (especialmente azucareras). Vale la pena recalcar que
si bien la "Joya de la Corona Española", dependía políticamente de la
Madre Patria, económicamente la Isla se supeditaba al vecino del norte.
¿Por qué Norteamérica no anexionó
a Cuba y si tuvo una presencia más permanente en Filipinas (otra antigua
colonia española)?
La respuesta a dicha pregunta es
muy compleja ya que hubo muchos factores (políticos, sociales y económicos) que
impidieron que Cuba se convirtiera en parte de EE.UU.
Sin embargo, si debemos
agradecerle a alguien que la anexión no se hubiera llevado a cabo, ese es José
Marti. El Apóstol durante su estancia en
tierra gringa había creado un
efectivo lobby que se encargaba de promover la emancipación cubana entre la
clase dirigente americana, la prensa y cualquiera que tuviera poder para ayudar
a la causa de su amada tierra, para alcanzar estos fines se usaban cualquier
tipo de medios: legales (contribuciones a
la carrera de algún congresista o senador, con la esperanza de que estos
aprobaran leyes o convencieran a otros de aprobar leyes en favor de la libertad
de Cuba) e ilegales (sobornos y promesas de beneficios políticos y económicos
en una Cuba post-española), no hay que olvidar que muchos de estos políticos
americanos eran hombres de negocios, quienes veían mayores ventajas de
inversión en una Cuba libre y dependiente de ellos, que en una bajo el yugo
español.
Todo este paciente, astuto y
efectivo trabajo hecho por los cubanos durante décadas, rindió sus frutos a
comienzos de 1898, cuando el Senado de EE.UU aprobó la Enmienda Teller, la cual
reconocía la independencia de Cuba y aseguraba que nación americana no tenia
interés en ejercer soberanía o controlar Cuba.
Enmienda Teller:
Que los Estados Unidos por la
presente declaran que no tienen deseo ni intención de ejercer soberanía,
jurisdicción o dominio sobre dicha Isla, excepto para su pacificación, y
afirman su determinación, cuando ésta se haya conseguido, de dejar el gobierno
y dominio de la Isla a su pueblo
De esta forma los americanos no
podían anexionarse Cuba directamente, ya que su propia ley se los impedía, por
eso desarrollaron una alternativa diferente: Una vez que hubo acabado el
conflicto con España, permanecieron durante 4 años en el archipiélago cubano
con el objetivo de reconstruir el devastado país y ganarse el apoyo de sus
habitantes para que ellos mismos solicitaran su incorporación a EE.UU, sin
embargo el nacionalismo cubano se había fortalecido por tantos años de lucha
conjunta contra un enemigo común, trayendo como resultado el surgimiento de un
país que si bien dependía política, económicamente y en menor medida
culturalmente de EE.UU, esto no significaba que deseaba ser parte de este nuevo
poder emergente.
Para los filipinos la situación
era más difícil ya que no tenían un sólido lobby en la capital americana, por
ende, pocos pudieron defender sus demandas. Aguinaldo, el líder de la
insurrección filipina confió ciegamente en las palabras del almirante Dewey
(vencedor en la batalla naval de Cavite), quien le prometió que su país
reconocería la independencia de las Filipinas. No comprendió el ilustre
filipino que el poder militar americano se supeditaba ante el civil, otorgó
demasiado valor a las palabras de un oficial quien solo reflejaba una opinión
personal mas no tenía capacidad de transformar sus palabras en hechos
concretos.
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